“¡Ahora por fin podrá servir al Señor!”. Estas fueron las palabras de un hermano de una iglesia quien festejó que el hijo de su pastor haya dejado las inferiores de un club y ya no jugaría un domingo a la mañana. Para todos los que llevamos varios años en la fe y en la iglesia, frases como esas no son una novedad. En muchos casos hasta se tuvo que decidir entre el deporte o servirle a Dios, refiriéndose a la iglesia. Eso ha hecho que en el pasado la iglesia y el deporte hayan tenido pocos referentes en común entre sus filas.

¿A qué se debe la brecha tan ancha entre la iglesia y el deporte? Las razones son varias. Una es de que a través del tiempo la iglesia se ha enfocado tanto en cosas espirituales que en muchos casos se ha olvidado de los otros componentes como el deporte o el juego. Otra de las razones es que ambos buscan tener a las masas consumiendo y siendo parte de lo que ellos ofrecen. De esa manera, tanto el deporte como la iglesia tienen sus actividades principales los fines de semana y no están dispuestos a perder a “su gente” para los compromisos del otro sector.
Como Deporvida estamos convencidos que el deporte y la iglesia deben trabajar juntos. La iglesia es dada una posición muy especial delante de Dios. Es de la iglesia que Jesús ha dicho: “y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18 – RVA). La iglesia es instituida de parte de Jesús y tiene en el deporte un enorme aliado para alcanzar a las personas que necesitan de Jesús.
Te queremos dejar algunas ideas de cómo la iglesia y el deporte se pueden dar una mano:
- Abrir una escuela deportiva en su comunidad.
Es una herramienta de la cual estamos convencidos por los frutos que vemos a diario. Una escuela deportiva es un bien para la comunidad porque ofrece una formación integral a los niños y jóvenes. Pero también la iglesia se ve beneficiada porque es uno de los pocos programas que no se pueden hacer en el templo y por ende la iglesia se ve empujada a salir de las cuatro paredes a la cancha o la plaza y es ahí que se encuentra con la comunidad. - Apadrinar el club del barrio.
En algunos casos, la iglesia se encuentra con un club en la misma comunidad. Esto puede ser un campo misionero y ministerial para la iglesia como lo suelen ser los hospitales o cárceles. Escuché la historia de un pastor que cada día iba a observar el entrenamiento del club. Al terminar la sesión, se ubicaba a la salida por donde salían los jugadores y funcionarios y se ofrecía orar por lo que necesiten. Obviamente se encontró con el rechazo al principio, pero con el tiempo iba ganando la confianza de las personas. Pronto el club mismo lo invitó a sus partidos y este pastor se convirtió en el capellán. Eso creó un puente entre la iglesia y el club llevando a que otros miembros de la iglesia se involucren y jugadores empiecen a asistir a los cultos. Casi siempre tendrá que ser la iglesia la que haga el primer paso, pero si se hace, puede ganar mucho con eso. - Enviar a sus propios “misioneros deportivos”.
Cada iglesia tiene a personas trabajando con algo relacionado al deporte. Cada domingo, en las bancas están jugadores, entrenadores, fisioterapeutas, árbitros, etc. La iglesia que ve en el deporte una oportunidad misionera puede enviar a sus propios misioneros deportivos. A diferencia de apadrinar o involucrarse con un club, de esta forma la iglesia respalda y bendice a aquellos de sus miembros quienes se desempeñan en alguna institución deportiva. Así el hermano que quizás es utilero de un club, puede ver su entorno como un campo misionero y sentir el respaldo de su iglesia para esa labor. - Organizar y disfrutar actividades deportivas
De lo más fácil e informal es hacer actividades deportivas donde se puede pasar un buen rato. Un partidito organizado entre amigos es común de ver y ayuda mucho para fortalecer el compañerismo. Otras ideas son también el ir a ver un partido de la selección juntos. En todos casos, es recomendable hacerlo para invitar e involucrar a gente no cristiana. Pueden ser formas naturales de conectar con otras personas y atraerlos a Cristo mediante actividades en conjunto.
Como Deporvida estamos muy felices de poder trabajar en conjunto con la iglesia utilizando el deporte. Queremos ponernos a disposición si quieren saber más, especialmente acerca de abrir una escuela deportiva.
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